¿Cuál es el principal problema que encontramos en la energía? Su almacenamiento. Cada unidad de energía que generamos tiene que ser consumida; si no es así, ésta se pierde.
La capacidad para almacenar energía de la que disponen los actuales sistemas (baterías, volantes de inercia, aire comprimido, supercondensadores…) es insuficiente para toda la que generamos, además de tener un alto coste. Este es, también, uno de los principales problemas que encontramos en las energías renovables y que dificultan el desarrollo de las mismas. El desafío actual es avanzar en el desarrollo de tecnologías de almacenamiento de energía cada vez más sencillas, económicas y efectivas.
Siguiendo con las renovables, sus momentos de máxima producción dependen de fuentes irregulares como el viento o el sol. Sin embargo, la demanda no tiene por qué coincidir con estos períodos horarios, por lo que, para una óptima eficiencia de estos aparatos, se debería poder almacenar la energía no consumida.
Pero, ¿qué métodos eficientes tenemos de almacenar esta energía perdida? Actualmente, se están investigando nuevos métodos de almacenamiento más baratos y sostenibles, como son las nuevas baterías “verdes” de alta eficiencia (creadas a partir de materiales orgánicos procedentes de la alfalfa y la resina de pino) o como el proyecto Store, el cual desarrolla un método de almacenamiento de energía, viable y económico, a gran escala. Otros proyectos como el nuevo coche deportivo de Quant, cuenta con la tecnología nanoflowcell (nano baterías de flujo) y es capaz de funcionar con agua “salada” (el vehículo cuenta con dos depósitos con sales metálicas que contienen electrolitos ionizados).
Existen muchos más sistemas en comercialización, en desarrollo o en estado embrionario sobre el almacenamiento de energía, las cuales iremos mostrando en este blog, pero todos estos avances tecnológicos nos llevan a pensar que un nuevo sistema de almacenamiento de energía a gran escala, ecológico y sostenible, es posible.
